CONFERENCIA del 8/10/18 en la sede de AMMAR sobre TRABAJO SEXUAL

Anita y Laura nos cuentan su experiencia y su opinión como afiliadas de AMMAR. Sus edades son dispares. Sus profesiones también, aunque ambas son trabajadoras sexuales. Pero su fin es común, y luchan por él a través del sindicato. 
Complemento la información con la extraída de los panfletos que nos entregaron...

La Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina surgió hace 24 años de un grupo de trabajadoras sexuales cansadas del acoso policial diario en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, aunque hoy día se extienden por toda la provincia de Buenos Aires San Juan, Mendoza, Santiago del Estero, Chubut, Río Negro, Neuquén y Entre Ríos. Se abandera en su consigna "EXISTIMOS, TRABAJAMOS, RESISTIMOS", y abarca todos los ámbitos del trabajo sexual: putas (de trabajo en la calle, en departamentos privados o por internet), escorts, webcamers, strippers, camareras, modelos y actrices porno... También incluye, por supuesto, a trabajadores sexuales masculinos, pero en este artículo usaré el femenino genérico por constituir las mujeres la gran mayoría de este colectivo. 

La denuncia principal de AMMAR es la criminalización de su trabajo: si bien el trabajo sexual no es ilegal en Argentina, todos los lugares donde se puede ofertar o ejercer están penalizados. En Argentina son 18 provincias en las que se considera una "contravención", que puede suponer multa y arresto de hasta 30 días. En las contravenciones, que también afectan a manteros y vendedores ambulantes, se asigna al policía el rol de juez y se le autoriza a tomar medidas fundamentadas únicamente en su criterio personal sobre lo "moral" o lo "decente". Hay una alegalidad, un vacío legal, o si hay leyes que afecten indirectamente al trabajo sexual, lo hacen de forma negativa, sancionando por igual el "trabajo sexual con pleno consentimiento" y la trata de personas (la Ley de Trata de 2008, en su reforma de 2012, identifica las dos cosas). 
Incluso si desarrollan su trabajo en domicilios particulares sufren violentas inspecciones de la policía, así como extorsiones y robos de pertenencias. Al estigma se suman los hospitales, a cuyos servicios de salud no se accede muchas veces por el miedo a la discriminación. Y también las dificultades en la promoción: está penalizado tanto el aviso en Internet como en prensa, lo cual ha conducido al uso de pequeños volantes entregados en la vía pública, sobre los que he desarrollado mi trabajo propio. 
En definitiva, ¿qué busca este grupo activista? Lo exponemos con sus propias palabras:

"Que se descriminalice el trabajo sexual. La eliminación de todo tipo de violencia institucional. Una sociedad libre de estigma y discriminación. La derogación de todas las normativas que penalizan el ejercicio del trabajo sexual en la vía pública. Una ley de reconocimiento de derechos que habilite el acceso a una obra social y aportes jubilatorios (...). Que se generen políticas públicas para aquellas personas que quieran otras opciones de trabajo distintas (...). Justicia por todos los asesinatos de trabajadoras sexuales cis y trans que quedan impunes". 
Además, hacen hincapié en el problema lingüístico que también les afecta, luchando por la pérdida del sentido negativo de la palabra puta y autodefiniéndose como "putas feministas". Efectivamente esta lucha no puede desligarse del feminismo. Y es que, como dijo Laura en la charla, "no estamos expuestas a la violencia por ser putas, sino por ser mujeres".

Pero no perdamos el foco del acoso policial, que no deja de ser la semilla que sembró AMMAR. En la charla se mencionó el ejemplo de un interrogatorio a una trabajadora de la calle, durante el que sucede un robo a una señora en la vereda de enfrente, se le notifica al policía y este prioriza el interrogatorio. O el de los allanamientos, oficialmente denominados inspecciones. Sucede muchas veces que un grupo de trabajadoras intentan organizarse como cooperativa, pero la policía la desarma, con el pretexto de estar "rescatándolas" y aun con la negación de las afectadas, que perdían su trabajo. Fue el caso de una trabajadora que organizaba el transporte de un grupo de compañeras entre la capital y la provincia, y por este solo hecho (sin que hubiera ninguna trabajando en contra de su voluntad) hoy día está presa por proxeneta.
Esto nos conduce a otra de las grandes causas de la precarización: en el momento en el que se contrata el trabajo sexual se está cometiendo una ilegalidad. Esto se hace para evitar la figura del proxeneta (lo cual no afecta en absoluto, pues un tratante de personas no realiza contratos oficiales), pero solo consigue evitar la figura de una jefa, una empresa o una cooperativa mediante la que acceder a más derechos laborales. La opción de registrarse como autónomas se descarta por su nula rentabilidad, en especial si tienen que usar un local. Por eso el trabajo sexual está forzado a funcionar en negro y por cuenta propia. 
Y entretanto la trata real sigue funcionando.

Pero regresemos al asunto de la "voluntad", que es el problema que conduce a la frontera trabajo/trata. Es decir: si a una víctima de trata le mantienen forzada a decir que trabaja por voluntad propia, ¿cómo diferenciarla de una trabajadora real? 
No es asunto sencillo. Pero, según las voces de AMMAR, las medidas son desproporcionadas con las dimensiones del problema: solo el 2% de las trabajadoras sexuales se manifiesta como víctima de trata. En general, las trabajadoras sexuales lo elige porque es la mejor alternativa dentro de sus posibilidades. Se trata de trabajos que se dan mayoritariamente entre las clases populares. Y dentro de este estrato social suelen aparecer como alternativas los trabajos de limpieza doméstica, cuidado de niños, hostelería, call center... y, como cualquiera de las demás, el trabajo sexual. Que suele resultar ser lo más rentable (¿y no sería lo más conveniente que se tomaran medidas sociales para que las demás alternativas también lo fueran?). Incluso más rentable que otros oficios de mayor consideración. Muchas trabajadoras sexuales tienen además su título universitario. 
Laura nos contaba que ella es enfermera, pero que lo que gana en quince horas de trabajo como enfermera lo gana en tres o cuatro como puta. 
Cuando los asistentes nos preocupábamos por los motivos por los que se escoge el trabajo sexual, Anita nos respondía: "lo importante no es por qué lo eliges. ¿A quién le importa por qué se elige otro de los trabajos propios del sector popular? La diferencia con otros trabajos llega con el estigma que nos impide cobrar normalmente. Todo trabajador quiere cobrar por su fuerza de trabajo. No debería importar si la fuerza de trabajo para obtener dinero viene del cerebro, de las manos o de la concha". Aquí nos sacó una sonrisa, nadie podía negarlo.

Sin embargo, la cuestión de la elección puede mantenerse en duda. Les preguntamos por los peligros de violencia o acoso machista. Nos dijeron que dependía del ámbito: trabajando en la calle, por ejemplo, se puede valorar el aspecto del posible cliente, y en este caso el prejuicio suele funcionar. Ofertándose en Internet hay más peligros, y para esto se organizan grupos de difusión en redes que en ocasiones son censurados y cancelados, de forma que las trabajadoras pierden incluso ese apoyo interno. Y en definitiva, decía Anita, ¿qué sector no trabaja con hombres machistas, si la mayoría de los hombres no son feministas? El machismo es algo con lo que les toca convivir laboralmente, y contra lo que luchar personalmente. Como cualquier mujer. Como cualquier feminista.
También hay cierta amenaza, según mencionaron nuestras conferenciantes, en afiliarse a AMMAR. Nos hablaron de compañeras que habían sido expulsadas de sus partidos políticos por este motivo.

Se comentó también por requerimiento de algunas asistentes interesadas el asunto del sexo y la diversidad funcional. Muchas veces los propios terapeutas de personas con discapacidad recomiendan el trabajo sexual como vía de integración o adaptación a las necesidades de sus pacientes. A veces, y como algo remoto, se plantea la posibilidad de la inclusión del trabajo sexual en la seguridad social, como un servicio al que todo el mundo debería poder optar gratuitamente, como cierta necesidad básica. Pero esto queda en quimeras imposibles.

Y por mi propio requerimiento y su relación con mi obra "Imperfecto y convencional", pregunté por el trabajo sexual masculino, y en concreto el heterosexual. Me confirmaron que efectivamente no va mucho más allá del mito. Que un hombre cobra mucho menos, tiene muchísima menos demanda y en el caso de la heterosexualidad tiende a limitarse a organizar tríos con parejas. Que, aunque están menos criminalizados (recordemos que los problemas vienen por ser mujer más que por ser puta), están más invisibilizados y por tanto más a salvo de las constantes injusticias: no hay policías que criminalicen, vigilen, interroguen al chico de remera y shorts que posa en la esquina, porque no se identifica de la misma manera que lo hace la mujer en tirantes y minifalda.

Por último, no faltó la mención de otros medios informativos sobre este tema. Es bastante impactante cómo se puede uno sumergir en él, la cantidad ingente de información que hay, y sin embargo lo oculta que está y la profunda ignorancia -la gran fuente del prejuicio- en la que vive la mayoría de la población. 
AMMAR está ligada a otros organismos como la Central de Trabajadores de Argentina, la REDTRASEX (Red de Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica) y el FUERTSA (Frente de Unidad Emancipatorio por el Reconocimiento de los Derechos de Trabajadorxs Sexuales en Argentina). En la charla se aprovechó también para mencionar otros medios de visibilización del trabajo sexual: la revista Tacones Cercanos, redactada por las compañeras de Constitución; y el programa de racio Servicio Completo (@putasenlaradio), emitido en la 101.7 (SubteRadio) los jueves de 21 a 23h. 

Si eres trabajadora sexual en Argentina y quieres informarte sobre tus derechos y hacerlos valer porque quieres luchar por la dignificación de tu trabajo, te recomiendo que contactes con AMMAR.
Si perteneces a un país en el que no existe un sistema tan organizado, te animo a que lo promuevas.
Si eres cliente del servicio sexual, te insto a que tengas en cuenta todo esto cuando lo disfrutes.
Si estás en contra del activismo, te ruego añadas tu opinión para que este artículo se enriquezca y se genere diálogo.
Si eres externo a este mundo, te felicito por haberte informado y espero que puedas usarlo en una mejor comprensión de nuestro complejo entramado social.

Y por ser simplemente lector/a, te doy las gracias :)
¡Sed felices!

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